Llega
un momento en el que resulta tan complicado explicar con palabras lo
que sientes por dentro, pero es esa necesidad de gritarlo al viento y
no poder hacerlo que comienzas a escribir por inercia. Son estos
instantes los que hacen que la vida tenga un poco de sentido. Son
estos instantes por los que cada día merece la pena levantarse y
luchar por ellos. Momentos que vives, disfrutas, en los que te
ilusionas, te encariñas. Momentos en los que quieres, en los que
odias. Momentos en los que ríes, eres feliz, eres tú. Son segundos,
minutos, horas que pasan fugaces por nuestra vida pero que quedan
ahí, por siempre grabados, por el simple hecho de que por ese mínimo
tiempo en el que sucedió eres feliz hoy. Puedo decir que contigo
viví lo mejor y son momentos que nunca podré compartir con nadie.
Recuerda por un instante. ¿Y el primer beso? ¿O la primera
caricia?. Nada ni nadie podrá reemplazar todo aquello que
compartimos juntos por el mero hecho de que son instantes nuestros
construidos a partir de lo que un día fue todo. Y si alguien intenta
repetir un momento así, se quedará en el intento porque es
imposible que alguien me haga sentir como tú sabes. Porque aunque
pase el tiempo y siga pasando sigues siendo el primer y el último
pensamiento. Porque a día de hoy aún arriesgaría todo por ti.
Porque al estar contigo comprobé que nada es imposible. Porque
cuando te vas y no vuelves siento una presión en el pecho que me
ahoga, que asfixia, es echarte de menos. Fuiste tú el que supo darme
lo que nadie me dio. Fuiste tú quien un día me dijo "te
quiero". Fuiste tú y sigues siendo la razón por la que día a
día te extraño, que desearía poder tenerte entre mis brazos,
pasear de tu mano sin miedo... Simplemente me encantaría que me
quisieras como yo te quiero.
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